viernes, 26 de febrero de 2010

La recompensa (Cuento)


Hubo una vez un agricultor de apellido Fleming que mientras trabajaba en su campo vió a lo lejos un niño aterrorizado, gritando y luchando; tratando de liberarse de un gran hoyo lleno de lodo en el cual había caído y no podía salir. El agricultor Fleming salvó al niño de lo que pudo ser una muerte lenta y terrible.Al siguiente día, un carruaje muy pomposo llegó hasta los predios del agricultor inglés. Un noble, elegantemente vestido, se bajó del vehículo y se presentó a sí mismo como el padre del niño que Fleming había salvado.

"Yo quiero recompensarlo," dijo el noble inglés. "Usted salvó la vida de mi hijo."

"No, no puedo aceptar una recompensa por lo que hice," respondió el agricultor inglés, rechazando la oferta.

En ese momento el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la casa de la familia. "¿Es su hijo?" preguntó el noble inglés.

"Sí," respondió el agricultor lleno de orgullo.

"Le voy a proponer un trato. Déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle una buena educación. Si es parecido a su padre crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso." El agricultor aceptó.

Con el paso del tiempo, el hijo del agricultor se graduó de la Escuela de Medicina del St. Mary's Hospital en Londres, y se convirtió en un personaje conocido a través del mundo, el notorio Sir Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.

Algunos años después, el hijo del noble inglés, cayó enfermo de pulmonía. ¿Qué lo salvó? La Penicilina. ¿El nombre del noble inglés? Randolph Churchill. ¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill.

Alguien dijo una vez: Siempre recibimos a cambio lo mismo que ofrecemos.

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